viernes, 5 de diciembre de 2025

Mi Balcón Olvidado se Convirtió en Mi Despensa Más Fresca

 

Mi Balcón Olvidado

Siempre he sido un desastre con la despensa. No importa cuánto organice, siempre termino con una cebolla brotando en un rincón oscuro o patatas a las que les ha salido "pelo". Y es que, seamos sinceros, ¿Quién tiene una despensa perfectamente ventilada y con la temperatura ideal en un piso pequeño? Yo no, o al menos no la tenía.

Mi salvación estaba justo detrás de la puerta corredera de mi sala: mi balcón. Un espacio de apenas tres metros cuadrados que utilizaba como cementerio de macetas vacías y el lugar al que salía a "tomar el aire" de vez en cuando. Estaba literalmente desperdiciando un microclima perfecto.

Un día, mientras tiraba unas manzanas blandas, tuve una revelación: ¿por qué no usar el balcón para lo que mejor sabe hacer? Ofrecer aire fresco, sombra natural (por las mañanas) y una temperatura sensiblemente más baja que el interior de mi piso.

El Plan de Transformación

Lo primero fue el desalojo y la limpieza a fondo. Luego vino la parte divertida: la planificación.

  1. La Estantería Multiusos: Invertí en una estantería de metal galvanizado de tres niveles. Es resistente a la humedad, fácil de limpiar y lo más importante, no ocupa mucho espacio visual.

  2. Adiós a los Plásticos: Reemplacé las bolsas de plástico y las cajas de cartón por cestos de mimbre y rejillas de metal. El secreto de una "despensa fresca" es la circulación de aire. Las rejillas permiten que el aire fluya libremente alrededor de las verduras, evitando la condensación y el moho.

  3. Zonificación Estratégica: Organicé el balcón por niveles de temperatura.

    • Nivel Inferior (El más fresco y sombreado): Aquí guardo las patatas, las zanahorias, los boniatos y las cebollas. Las mantengo separadas en sus propios cestos para que los gases que desprenden unas no afecten a las otras.

    • Nivel Medio (Ventilación óptima): Perfecto para ajos, calabazas enteras y frutas que no requieren refrigeración como plátanos o algunas variedades de manzanas.

    • Nivel Superior (El 'Jardín de Aromas'): Este es mi favorito. Aquí tengo macetas con albahaca, menta, perejil y romero. No solo son hierbas frescas al alcance de mi mano, sino que su aroma natural ayuda a mantener alejados a algunos insectos.

Los Resultados Hablan por Sí Solos

Desde que hice este cambio, la vida de mis productos frescos se ha duplicado, ¡o triplicado! Ya no tengo que correr al supermercado por una ramita de perejil y he reducido drásticamente el desperdicio de alimentos.

Mi balcón ya no es un espacio muerto, es una extensión funcional y vital de mi cocina. Es un lugar que me da alegría ver y, francamente, me hace sentir mucho más organizado y en sintonía con lo que consumo.

Si tienes un balcón, por pequeño que sea, y sufres con tu despensa interior, te animo a que tomes esta idea. Te prometo que te sorprenderá lo fácil que es darle una nueva vida a ese rincón olvidado y lo mucho que agradecerán tus frutas y verduras el aire fresco.

¡Manos a la obra! Tu despensa de exterior te está esperando.

viernes, 28 de noviembre de 2025

La Huella Verde: Cómo mi Huerto Casero Está Reduciendo mi Impacto Ambiental

 

Cómo mi Huerto Casero Está Reduciendo

Desde que tengo mi pequeño huerto casero, mi perspectiva sobre lo que comemos y cómo afecta al planeta ha cambiado radicalmente. No voy a mentir, al principio fue un pasatiempo, una forma de desconectar de la rutina y mancharme las manos de tierra. Pero pronto me di cuenta de que este pequeño rincón verde en mi balcón o jardín es, en realidad, una herramienta poderosa para dejar una huella más ligera en el mundo.

Antes, simplemente compraba mis verduras en el supermercado sin pensar demasiado. Ahora, al cosechar mis propios tomates, lechugas o hierbas aromáticas, soy consciente de todos los "ceros" que le estoy restando a mi impacto ambiental.

1. Eliminación del Kilómetro Cero

El primer y más obvio beneficio es la reducción del transporte. Piensen en ello: la mayoría de los alimentos frescos que compramos han viajado cientos, a veces miles, de kilómetros hasta llegar a nuestra mesa. Ese trayecto implica grandes camiones, emisiones de CO$_2$ y un uso significativo de combustibles fósiles.

En mi caso, la distancia que recorren mis alimentos es, literalmente, la que hay desde la maceta hasta mi cocina. Cero kilómetros. Mis tomates no tienen que preocuparse por la logística ni por la fecha de caducidad. ¡Es un alivio para el planeta y para mí!

2. Adiós a los Envases Innecesarios

Otro gran cambio es la drástica reducción de plásticos y embalajes. ¿Cuántas veces hemos comprado una bandeja de fresas envuelta en plástico o tres pimientos en una red de malla? En el huerto, simplemente recojo lo que necesito. Lavo mi cosecha y la consumo. Cero envoltorios, cero residuos plásticos que terminarán en un vertedero o, peor, en nuestros océanos. Mi basura orgánica, además, la utilizo para hacer compost, creando un ciclo completamente cerrado y sostenible.

3. Control Total sobre lo que Comemos (y lo que No)

Al cultivar en casa, tengo el control absoluto sobre los insumos. Esto significa que no utilizo pesticidas ni fertilizantes químicos. En su lugar, utilizo métodos orgánicos, como el compost que yo misma genero, o soluciones naturales para alejar las plagas.

La agricultura industrial a menudo depende de monocultivos y químicos que agotan los suelos, contaminan las aguas subterráneas y dañan la biodiversidad. Mi pequeño huerto, en cambio, se convierte en un refugio para insectos polinizadores (¡hola, abejas!) y en un pequeño ecosistema sano y vibrante. Estoy contribuyendo activamente a la salud del suelo y del entorno local.

4. Menos Desperdicio de Alimentos

El huerto me ha enseñado el valor real de los alimentos. Cuando uno ve el tiempo que tarda una semilla en convertirse en una verdura comestible, se vuelve mucho más consciente de no desperdiciar nada. Además, solo cosecho lo que voy a consumir en el momento, garantizando una frescura inigualable y evitando el desperdicio que a menudo ocurre cuando compramos grandes cantidades que se echan a perder antes de que podamos usarlas.

Conclusión

Mi huerto casero es más que una fuente de alimentos frescos; es una declaración de principios. Es una forma activa de decir "no" al modelo de consumo lineal y de abrazar una economía circular a pequeña escala. Me ha conectado con los ciclos de la naturaleza y me ha demostrado que las acciones individuales, por pequeñas que parezcan, tienen un impacto real y positivo. Te animo a que si tienes un pequeño espacio, aunque sea una ventana soleada, empieces tu propia aventura verde. El planeta y tu paladar te lo agradecerán.

viernes, 21 de noviembre de 2025

🌱 Principiante Total: Cómo Montar mi Huerto Urbano en 3 Pasos

 

Cómo Montar mi Huerto Urbano

¡Hola a todos! Si estás leyendo esto, seguramente te pasa como a mí hace unos meses: tienes unas ganas locas de empezar a cultivar tus propias verduras y aromáticas, pero la idea de montar un huerto urbano te parece una misión solo apta para expertos. ¡Nada más lejos de la realidad!

Yo era un auténtico "Principiante Total" y, después de investigar un poco y darme cuenta de lo sencillo que puede ser empezar, hoy quiero compartir mi experiencia y resumí todo el proceso en solo tres pasos clave. Olvídate de la frustración y prepárate para ver brotar tus primeras lechugas o albahacas. ¡Te prometo que la satisfacción es inmensa!

Aquí va mi guía para novatos:


Paso 1: Elige tu Hogar Verde (Ubicación y Contenedores)

El primer error que cometí fue pensar que necesitaba un balcón enorme. ¡Error! Los huertos urbanos son flexibles.

A. Encuentra la Luz: La clave de todo es la luz. Busca el rincón de tu casa (terraza, balcón o ventana soleada) que reciba, al menos, 4 a 6 horas de sol directo al día. Este será el hogar de tus plantas.

B. Define tu Contenedor: No hace falta una mesa de cultivo profesional (aunque si la tienes, genial). Puedes empezar con:

  • Macetas o Jardineras: Asegúrate de que tengan un buen agujero de drenaje abajo. ¡El exceso de agua es el enemigo!

  • Contenedores Reciclados: Cajas de madera, garrafas de agua cortadas... ¡la imaginación al poder! Solo recuerda el drenaje.

  • Mesa de Cultivo: La opción más cómoda si tienes espacio, ya que te permite trabajar sin agacharte.

Mi consejo de novato: Empieza con 2 o 3 contenedores pequeños. No te satures al principio.

Paso 2: La Base de la Vida (Sustrato y Primeras Plantas)

Ahora que tienes dónde plantar, ¡necesitas la tierra adecuada! No uses tierra de jardín normal, no tiene los nutrientes necesarios y se compacta demasiado en macetas.

A. Invierte en Sustrato de Calidad: Compra un sustrato específico para huerto urbano o macetas. Yo busqué uno que fuera ligero, aireado y, si podía ser, que ya incluyera algo de humus de lombriz para empezar con buen pie. La tierra es el "alimento" principal, ¡no escatimes aquí!

B. Elige tu "Trío de Iniciación": Como principiante, te recomiendo empezar con plantas fáciles que te den resultados rápidos:

  1. Aromáticas: Albahaca, menta o perejil. Son resistentes, se usan mucho en la cocina y huelen de maravilla.

  2. Hortalizas de Hoja: Lechugas o espinacas. Crecen rápido y son muy satisfactorias de cosechar.

  3. Hortalizas Fáciles: Rábanos o tomates cherry (si tienes mucha luz).

Mi consejo de novato: Compra plantel (plantitas pequeñas ya crecidas) en lugar de semillas. El éxito está casi garantizado y te motivarás más rápido.

Paso 3: Riego y Mimos Constantes

Una vez plantado, la labor no termina, pero se vuelve muy placentera. Ahora toca mimar a tus futuras cosechas.

A. El Arte de Regar: Este es el punto más delicado. La regla de oro es: riega cuando la capa superficial del sustrato esté seca al tacto, no antes.

  • ¿Cuánto regar? Riega abundantemente hasta que el agua salga por el agujero de drenaje. Esto asegura que toda la tierra esté húmeda.

  • ¿Cuándo regar? Lo ideal es a primera hora de la mañana o al atardecer, para evitar que el agua se evapore muy rápido con el sol.

B. Observación y Cariño: Tómate un momento cada día para mirar tus plantas. Obsérvalas.

  • ¿Están las hojas amarillas? Podría ser exceso de riego o falta de nutrientes.

  • ¿Hay algún pequeño bicho? Lo detectarás a tiempo.

¡Y ya está! En solo 3 pasos habrás montado la base de tu propio huerto urbano. No te frustres si algo no sale perfecto a la primera. Esto es un aprendizaje continuo y cada error te acerca a ser un mejor hortelano.

Ahora, ve a por esas macetas y ¡a sembrar la alegría!

viernes, 14 de noviembre de 2025

El Desafío de la Ciudad: Logra un Huerto Productivo en 1 m²

 

El Desafío de la Ciudad

¡Hola a todos! Soy Oscar y hoy quiero hablarles de una de mis pasiones más recientes, que es también uno de mis mayores desafíos: tener un huerto productivo... ¡en medio de la ciudad y en solo un metro cuadrado!

Sé lo que están pensando: "Es imposible conseguir algo que valga la pena en tan poco espacio". Yo pensaba igual. Vivir en un apartamento sin balcón o con un patio diminuto parecía el fin de mis sueños de tener tomates frescos o albahaca recién cortada. Pero me propuse demostrarme que, con un poco de ingenio, una buena planificación y mucha voluntad, el espacio nunca es un impedimento.

El Primer Paso: La Planificación Inteligente

El metro cuadrado se convirtió en mi campo de batalla y mi lienzo. Lo primero que hice fue dejar de pensar en filas y empezar a pensar en vertical. Si solo tienes 1m² de suelo, tienes que aprovechar la altura.

Opté por la técnica de la jardinería en capas o el uso de estructuras verticales. Compré (o construí, si eres más manitas) una estantería o un sistema de macetas apilables. Esto multiplicó mi espacio útil al menos por tres. De repente, mi 1m² era realmente 3m² de superficie plantable. ¡Mentalidad de escasez superada!

La Selección de Cultivos: Menos es Más

Aquí es donde cometemos el error de querer plantar de todo. En un espacio tan reducido, la clave es elegir cultivos que sean:

  1. Productivos en poco espacio: Olvídate de las calabazas gigantes o los melones.

  2. De crecimiento vertical o compacto: Frijoles trepadores, pepinos guiados con tutores, lechugas que se cosechan hoja por hoja (no la cabeza completa).

  3. De uso constante: Hierbas aromáticas (albahaca, menta, perejil) que uso a diario y puedo cortar sin sacrificar la planta.

Mi menú de 1m² ahora incluye: un par de plantas de tomate cherry (guiadas con una caña), tres variedades de lechuga, rabanitos (que crecen muy rápido y profundo), y mis macetas de hierbas en el nivel superior. ¡Cada centímetro está optimizado!

El Secreto que lo Cambió Todo: Nutrición y Sol

Dos cosas son cruciales cuando trabajas en un espacio tan limitado:

  • El Sustrato es Oro: No te conformes con tierra de jardín barata. En contenedores, las plantas dependen totalmente de lo que les das. Invierte en una buena mezcla de sustrato orgánico, compost y quizás un poco de perlita para asegurar un buen drenaje. Yo alimento mis plantas con humus de lombriz líquido una vez al mes; es como un gimnasio para ellas.

  • Aprovecha el Sol: Esto es no negociable. Tu huerto debe recibir un mínimo de 6 horas de sol directo. Si tu 1m² no las tiene, busca la manera de moverlo (si es posible) o enfócate en cultivos que toleren más sombra, como las espinacas o el perejil.

Mi Recompensa Personal

Ver cómo brotan las semillas, cómo un pequeño tomate cherry se pone rojo intenso, o simplemente tener que agacharme para cortar un puñado de albahaca para mi pasta... no tiene precio. Este pequeño metro cuadrado se ha convertido en mi oasis, mi terapia antiestrés y una fuente constante de orgullo.

Si vives en la ciudad y crees que no tienes espacio, te reto a tomar un solo metro cuadrado, planificarlo con astucia y unirte al movimiento de la jardinería urbana. El desafío es grande, pero la satisfacción de cosechar tus propios alimentos, ¡es aún mayor!

viernes, 7 de noviembre de 2025

De la Semilla a la Mesa: Por qué el Autocultivo Cambiará tu Vida

 

Por qué el Autocultivo Cambiará tu Vida

Hola a todos. Si me hubieran dicho hace unos años que mi pasatiempo favorito sería ensuciarme las manos con tierra, probablemente me habría reído. Yo era la clásica persona de ciudad, comprando todo en el supermercado, sin una conexión real con lo que comía. Pero un día, movido por la curiosidad (y, seamos sinceros, por el antojo de tener mis propios tomates que supieran a tomate de verdad), decidí dar el salto: empecé mi huerto en casa.

Lo que comenzó como una maceta con perejil en la ventana se transformó rápidamente en un pequeño ecosistema en mi balcón/jardín. Y déjenme decirles algo: el autocultivo no es solo un hobby; es una revolución personal que ha cambiado por completo mi forma de ver la vida, la comida y el mundo.

La Magia de la Semilla

Hay algo profundamente terapéutico en sostener una diminuta semilla en la palma de tu mano, sabiendo que dentro de ella reside el potencial de un ser vivo que te alimentará. El primer cambio que experimentas es la paciencia. No puedes apresurar a la naturaleza. Aprendes a observar, a regar con conciencia, a esperar. Es un contrapunto perfecto al ritmo frenético de la vida moderna. Te obliga a bajar la velocidad y a apreciar el proceso, no solo el resultado.

Un Banquete de Sabor y Nutrición

Aquí es donde la diferencia es abismal. Olvídate de esos vegetales insípidos que han viajado miles de kilómetros. Cuando cosechas tus propias lechugas, hierbas o pimientos justo antes de comerlos, la explosión de sabor es incomparable. Es un sabor honesto, intenso, lleno de vida.

Además, tengo la certeza absoluta de lo que estoy comiendo. Sé que no hay pesticidas raros ni químicos que no entiendo. Mis cultivos son tratados con cariño, compost casero y, sí, a veces con algún que otro remedio natural contra los bichitos. Esta transparencia alimentaria me ha dado una paz mental invaluable.

Conexión y Sostenibilidad

El autocultivo te reconecta con el ciclo de la vida. Te conviertes en parte de algo mucho más grande. Comienzas a valorar el agua, la tierra y el sol de una manera que antes te era ajena. Y, casi sin darte cuenta, te vuelves más sostenible.

Ahora hago mi propio compost con los restos orgánicos de la cocina, reciclo el agua de lluvia para regar y uso envases reciclados para mis semilleros. Estoy cerrando el círculo, reduciendo mi huella de carbono y sintiéndome más responsable con el planeta. No necesito ser un experto para notar el impacto positivo que tiene en mi hogar.

El Reto y la Recompensa

No les voy a mentir, hay días duros. Plagas, calor extremo, cultivos que no prosperan. La naturaleza a veces se impone. Pero cada fracaso es una lección. Y cuando finalmente cosechas esa primera zanahoria, o ese puñado de albahaca fragante, la satisfacción es inmensa. Es una recompensa que va más allá del alimento; es el fruto tangible de tu esfuerzo y dedicación.

Si estás buscando un cambio que te aterrice, te alimente mejor y te regale momentos de calma y asombro diario, te invito de corazón a que siembres tu primera semilla. No importa si es en un jardín o en una maceta en el alféizar.

Empieza pequeño, pero empieza ya. Te prometo que, de la semilla a tu mesa, el autocultivo es el camino que cambiará tu vida.

viernes, 31 de octubre de 2025

¿Poco Espacio? ¡7 Ideas Brillantes para un Huerto Vertical de Ensueño en tu Balcón!

 

Ideas Brillantes para un Huerto Vertical de Ensueño en tu Balcón

Siempre he soñado con tener mi propio huerto. El problema, como el de muchos urbanitas, es el espacio. Mi balcón es más bien una "mini-terraza" donde apenas caben una mesa y dos sillas. Por mucho tiempo, creí que era imposible tener más que un par de macetas con perejil.

¡Pero me equivoqué! Tras investigar y probar, descubrí el fascinante mundo de los huertos verticales. Es la solución perfecta para cualquier balcón o terraza pequeña: aprovechas la pared para cultivar, dejando libre el suelo. Si tú también quieres ver crecer tus propias aromáticas, lechugas o incluso fresas, ¡sigue leyendo! Te comparto las 7 ideas más ingeniosas que encontré y puse en práctica para que tu rincón verde despegue.

1. La Escalera de Palets (¡Mi Favorita!)

Los palets de madera reciclados son el material estrella. Simplemente lijé y barnicé uno (o dos, si el espacio lo permite) y lo coloqué en vertical, apoyado en la pared. Al inclinarlo ligeramente, las lamas de madera crean pequeños estantes donde puedes colocar jardineras alargadas. Es rústico, económico y ofrece muchísimas opciones de siembra. ¡Es mi base para las lechugas y rábanos!

2. El Enrejado con Macetas Colgantes

Si tienes una pared libre, instala un enrejado de madera o metal (como los que se usan para las plantas trepadoras). En lugar de dejar que una sola planta crezca, usa ganchos en forma de 'S' para colgar macetas de terracota o metal a diferentes alturas. Permite un diseño muy dinámico y es ideal para hierbas aromáticas como la menta o la albahaca, que necesitan buen drenaje y aireación.

3. Jardín de Botellas Recicladas: Vertical y Sostenible

Esta es la opción DIY más ecológica. Corta botellas de plástico grandes por la mitad (o un rectángulo en el costado), fíjalas horizontalmente a la pared o a una malla con bridas o alambre, y llénalas de sustrato. Quedan como pequeños "mini-jardines" alineados. Es excelente para cultivos que no necesitan mucha profundidad, como las fresas o los canónigos. ¡Un triunfo del reciclaje!

4. Torres de Cultivo con Macetas Apilables

Si quieres algo más limpio y con apariencia profesional, busca macetas apilables diseñadas específicamente para huertos verticales. Suelen tener un sistema que permite que el agua drene de un nivel al siguiente. Ocupan muy poco espacio en planta y se elevan, como una columna. Yo las uso para mis tomates cherry, que crecen hacia arriba con la ayuda de un pequeño tutor central.

5. Bolsillos de Fieltro o Tela Geotextil

Perfecto si necesitas una solución ligera y flexible. Hay paneles verticales hechos de tela geotextil o fieltro, con bolsillos cosidos. Los puedes colgar directamente de la barandilla o la pared. La tela permite que las raíces respiren y ofrece un drenaje excelente. Lo reservo para plantas que no pesan mucho, como el perejil, el cebollino o algunas flores comestibles.

6. Estanterías o Baldas Flotantes

¿Tienes un rincón donde solo quieres poner unas cuantas macetas? Instala dos o tres baldas flotantes a distintas alturas en la pared. Aunque no es un sistema completamente vertical, te permite sacar las macetas del suelo y optimizar ese pequeño hueco. Yo puse mis suculentas y algún plantel de pimientos en las baldas para que recibieran más sol.

7. Tubos de PVC con Orificios

Para los más manitas, los tubos de PVC anchos son una maravilla. Puedes sellar la parte inferior, perforar orificios a los lados (donde irán las plantas), y luego sostener el tubo en vertical. Es una excelente opción para optimizar el riego (se riega desde arriba) y se ve muy moderno. Ojo: asegúrate de que el PVC sea apto para estar en contacto con alimentos, si vas a cultivar algo que comerás.


No importa si tu balcón es minúsculo, lo importante es que la pared esté libre y reciba suficiente luz solar. Con un poco de creatividad y la elección correcta de materiales, te aseguro que muy pronto estarás cosechando tus propios vegetales. ¡Anímate a verticalizar tu huerto!




jueves, 16 de octubre de 2025

La Terapia Verde: Mi Refugio en Casa con un Huerto Interior

 

Mi Refugio en Casa con un Huerto Interior

Desde hace un tiempo, he estado buscando maneras de inyectar un poco de naturaleza y calma en mi ajetreada vida urbana. Vivo en un piso, así que salir al campo a diario no es una opción. Fue así como descubrí una afición que se ha convertido en mi pequeña terapia personal: montar y cuidar un huerto interior.

No te voy a engañar, al principio pensaba que era complicado, que mis plantas morirían o que se necesitaría mucho espacio. ¡Qué equivocado estaba! He comprobado que tener este pequeño rincón verde en casa es más que una moda; es una fuente inagotable de beneficios que me gustaría compartir contigo.

El Efecto Calma: Adiós, Estrés

El primer y más palpable cambio que noté fue en mi estado de ánimo. Hay algo intrínsecamente relajante en la jardinería, incluso en miniatura. Tocar la tierra, sembrar una pequeña semilla, regar y, sobre todo, observar el crecimiento diario de mis hierbas aromáticas o mis pequeñas lechugas me obliga a detenerme.

En un mundo que exige inmediatez, mi huerto me enseña la paciencia y me ancla en el presente. Cuando estoy enfrascado en el cuidado de mis plantas, el ruido de la ciudad se apaga, las preocupaciones del trabajo se desvanecen. Es mi meditación particular. El verde de las hojas es un descanso visual que me ayuda a reducir la fatiga mental y, honestamente, me hace sentir más feliz y menos ansioso.

Alimentos Frescos y Conexión con lo que Consumes

Pero los beneficios no son solo mentales. ¡La parte de la recompensa es deliciosa!

No hay nada como ir a la cocina, cortar unas hojas de albahaca para la pasta o unas ramitas de perejil para una ensalada que has cultivado tú mismo. El sabor es infinitamente más intenso y el orgullo, inmenso. Además de asegurar la frescura y saber exactamente qué estás comiendo (¡adiós, pesticidas!), el huerto interior me ha reconectado con el ciclo de los alimentos. Ahora valoro mucho más el esfuerzo y el tiempo que lleva producir algo tan simple como una hoja de menta.

Pocos Requisitos, Grandes Satisfacciones

Si te está picando el gusanillo, déjame decirte que empezar es muy fácil:

  1. Espacio: Un alféizar soleado o una estantería con una luz LED de cultivo es suficiente. Yo empecé con unas pocas macetas en la ventana de la cocina.

  2. Plantas Fáciles: Comienza con aromáticas (menta, romero, tomillo) o brotes y microgreens, que crecen muy rápido y te dan una satisfacción inmediata.

  3. Compromiso: Solo necesitas unos pocos minutos al día para revisar la tierra y regar.

Mi huerto interior se ha convertido en una parte esencial de mi hogar y de mi rutina de autocuidado. Es mi trocito de campo en la ciudad, mi pequeña fábrica de oxígeno y, sin duda, la mejor terapia verde que he podido encontrar.

Te animo a que lo pruebes. Solo necesitas una semilla y un poco de sol para empezar a cosechar calma y sabor.


Mi Balcón Olvidado se Convirtió en Mi Despensa Más Fresca

  Siempre he sido un desastre con la despensa. No importa cuánto organice, siempre termino con una cebolla brotando en un rincón oscuro o pa...